Sanderson y el Síndrome de Campbell


El viaje del héroe es la historia que mejor conocemos. La hemos visto y escuchado innumerables ocasiones, la tenemos tan integrada en nuestro ADN cultural que la primera vez que supimos de ella ya nos era íntimamente familiar: el héroe, ajeno a la etiqueta, se ve envuelto en una situación que le mostrará su nuevo destino. En esta aventura es ayudado por un mentor que le enseñará las reglas y los poderes que necesita en esta nueva etapa, y a través de un sinfín de pruebas, miedos, aliados y enemigos, consigue volver a casa victorioso. El viaje es tanto físico como espiritual, pues mientras sus pies recorren millas en busca de un elixir, su mente recorre el camino del miedo y del autodescubrimiento. Es, en resumidas cuentas, una fábula acerca de la madurez humana.

A lo largo de las décadas, estudiosos de los mitos y de la sociedad han hecho su propio viaje por la historia de la literatura a fin de identificar patrones de conducta humana. Carl Jung fue uno de los primeros en indagar en lo que llamó el inconsciente colectivo[1]. En él alude a una serie de ideas y características que todas las personas concebimos de manera inherente, pese a los matices que nos convierten en individuos de una sola pieza. Esta teoría se perdió hasta que el mitólogo Joseph Campbell la recuperó. En ella vio una fuente inagotable de arquetipos que se reproducían casi invariablemente sin importar su procedencia, cultura o religión. Así, encontró que las aventuras del príncipe Kamaru-s-Semán en Las mil y una noches, las de la princesa en El rey rana de los hermanos Grimm y las del joven Gautama Sakyamuni en las Parábolas budistas comparten estadios y niveles de profundidad similares en el desarrollo argumental.

Los 17 estadios del monomito en una gráfica. Fuente.
El resultado de la profundísima investigación que continuó Campbell se llamó ‘monomito’ o el mito único, aunque es más conocido por ‘el viaje del héroe’. Se recoge en El héroe de las mil caras, una obra destinada a la detección de estos arquetipos en los relatos épicos y su introducción en las etapas por las que pasa el protagonista. Dice así:

“El héroe mitológico abandona su choza o castillo, es atraído, llevado o avanza voluntariamente hacia el umbral de la aventura. Allí encuentra la presencia de una sombra que cuida el paso. El héroe puede derrotar o conciliar con esta fuerza y entrar vivo al reino de la oscuridad (batalla con el hermano, batalla con el dragón, ofertorio, encantamiento), o puede ser muerto por el oponente y descender a la muerte (desmembramiento, crucifixión). Detrás del umbral, después, el héroe avanza a través de un mundo de fuerzas poco familiares y sin embargo extrañamente íntimas, algunas de las cuales lo amenazan peligrosamente (pruebas), otras le dan una ayuda mágica (auxiliares). Cuando llega al nadir del periplo mitológico, pasa por una prueba suprema y recibe su recompensa. El triunfo puede ser representado como la unión sexual del héroe y la diosa madre del mundo (matrimonio sagrado), el reconocimiento del padre-creador (concordia con el padre), su propia divinización (apoteosis) o también, si las fuerzas le han permanecido hostiles, el robo del don que ha venido a ganar (robo de su desposada, robo del fuego), intrínsecamente es la expansión de la conciencia y por ende del ser (iluminación, transfiguración, libertad). El trabajo final es el del regreso. Si las fuerzas han bendecido al héroe, ahora éste se mueve bajo su protección (emisario); si no, huye y es perseguido (huida con transformación, huida con obstáculos). En el umbral del retorno, las fuerzas trascendentales deben permanecer atrás; el héroe vuelve  a emerger del reino de la congoja (retorno, resurrección). El bien que trae restaura el mundo (elixir)”.[2]

El premio a la reproducción más fiel del mito campbelliano se lo llevó Tolkien con El Señor de los Anillos, y juntos, Campbell y Tolkien, sentaron las bases de la novela de fantasía.

Estructura del monomito. Fuente.
Sanderson y el mito
Nunca estaré lo suficientemente agradecida a una gran amiga por recomendarme Elantris, la opera prima de Sanderson. Como lectora de fantasía me resultó refrescante. Me atrajo el hecho de que todo el libro se desarrolla íntegramente en Arelon, y dentro de ésta, en Elantris. Sanderson rompe con el viaje iniciático en la primera página. Ocurre de la misma manera en El imperio final, que se sitúa en Luthadel, y en otras novelas como El Aliento de los dioses o en Steelheart.  La ausencia del viaje físico, además de romper con lo establecido, brinda al lector la oportunidad de conocer al dedillo un solo lugar o un conjunto de lugares. En pocas palabras, nos empapamos por completo de los olores, del callejero, de los habitantes, y vemos la interacción de los personajes con el entorno.

Brandon Sanderson escribió Elantris para graduarse y además de la propia novela escribió una serie de artículos analizando su trabajo. Una de las partes de este trabajo de análisis habla sobre el Mito de Campbell que os recomiendo leer en su web. Cito el artículo[3]: “En lugar de permitir descubrimientos significativos y creación, los autores de fantasía importan cáscaras secas de estereotipos utilizados en exceso. La fantasía, que debería ser uno de los géneros más creativos de todo, se vuelve repetitiva y estancada.” Para Sanderson, la gran mayoría de escritores de fantasía de hoy en día “siguen paso a paso el Síndrome de Campbell”, incluso Sanderson reconoce que hay algunos estereotipos difíciles de esquivar: “Veo arquetipos de Campbell en Elantris. La historia de Raoden puede reducirse a nada más que un viaje al inframundo, seguido del regreso a su gente y más sabio”, pero Sanderson dice que la diferencia entre él y los autores que siguen la “guía” de Campbell al pie de la letra está en la Forma: “Cuando un autor crea una historia, él o ella desarrolla su Forma. Cada obra tiene su propia Forma, una lógica y consistencia internas que crean un motivo para la novela, proporcionando un contexto en el subconsciente del lector.” Entonces, ¿por qué Elantris es diferente si también utiliza ciertos estereotipos de Campbell? “La diferencia entre Elantris y una historia que sigue completamente el Síndrome de Campbell es la idea de la Forma. Elantris desarrolla su propia Forma a través de la creación. Si hubiera usado el trabajo de Campbell como una guía, hubiera traicionado la Forma […] Si hubiera escrito a Raoden como el hijo de una virgen simplemente porque Campbell dijo que ese era el punto en común del mito del héroe, hubiera creado algo innecesariamente adicional allibro. Hubiera arruinado las relaciones de Raoden y traicionado la Forma de la novela.” Como veis la tesis de Sanderson es muy interesante y profunda y se podría escribir mucho sobre ella.

Además los estudios sobre los estereotipos que pueden encontrarse en el viaje del héroe son extensos. Existen siete tipos de personajes: el héroe, el tutor, el guardián, el mensajero, el camaleón, la sombra y el bufón; cada uno tiene una función concreta, y pueden solaparse en una misma identidad.

El Héroe
Lo reconocemos enseguida. Se sacrifica por el bien común, y es un símbolo de espíritu en transformación. Asume el viaje en solitario, pero la aventura le obsequiará con la compañía necesaria. Dentro de esta categoría también se encuentra el antihéroe, que se diferencia del héroe porque este arrastra un pasado oscuro (quizá una herida emocional). El antihéroe lucha contra los dioses, es derrotado y en esa derrota se forja su nuevo camino. En Nacidos de la bruma, Kelsier representa la figura del héroe redentor y al mismo tiempo escapa de las etiquetas, puesto que su intención inicial es robar lo más valioso del Lord Legislador. Dentro del conflicto social que propone Sanderson, con una sociedad dividida entre pobres y ricos, alománticos y no alománticos, a Kelsier no le interesa lo más mínimo el bien ajeno: solo quiere vengarse de los que ostentan el poder. Kelsier no representa el Bien de forma pura, su meta es la venganza, aunque para conseguirla trace un plan para derrocar el Mal. De la misma manera, Sondeluz (Lightsong) en El aliento de los dioses plantea una contradicción en sí mismo, pues es un dios que no cree en las religiones.

El Tutor
Su labor principal es enseñar al héroe las herramientas necesarias para desenvolverse en su siguiente etapa, bien mediante entrenamiento físico o mental. Kelsier, en El imperio final es el tutor de Vin, pero tan solo en contadas ocasiones. Vin descubre sus propias habilidades en situaciones límite (en cierta escena se lanza desde una muralla de varios metros de altura). El tutor tiene una función psicológica: representa la parte buena del héroe, y hace de motivador o de detonante. Pepito Grillo y Pinocho, Brom y Eragon, Morfeo y Neo; el guía y el guiado. Por lo tanto Sanderson reformula este paso y lo rompe para ir más allá. Sigue habiendo un tutor, pero no representa un cliché.

El Guardián
Representa los obstáculos a los que deberá enfrentarse el héroe. Le reta de manera constante, lo enfrenta a sus limitaciones para que abandone la aventura o salga reforzado de ella. Hay muchos guardianes a lo largo del viaje, casi diría que a cada prueba, como Cerbero que Harry, Ron y Hermione tienen que dormir en La piedra filosofal, o, en el mito griego de Edipo, la esfinge que separa l héroe de la ciudad de Tebas. En las novelas de Sanderson esta figura suele estar representada más por un colectivo o una superación personal que por un solo elemento. Decisiones morales, políticas o sociales serán los obstáculos que Vin o Elend tendrán que superar en la trilogía de Nacidos de la Bruma.

El Mensajero
Suele aparecer en sueños. Lanza la llamada a la aventura, y su intervención suele ser puntual. En la novela del griego Longo,  Dafnis y Cloe sueñan con una escena en el campo que desencadena el resto de acontecimientos, entre ellos, su amor.

El Camaleón
Es el arquetipo más esquivo de todos. Su función es provocar duda en el protagonista, y según la investigación de Jung y las notas posteriores de Campbell, suele ser del sexo opuesto al personaje. De ahí su carácter tentador; su interés es similar al del Guardián, pues siembra la duda para comprobar si el héroe es de fiar.

La Sombra
Cuando la duda sobrepasa al héroe puede acabar manifestando un lado autodestructivo. Esta oscuridad representa lo oculto, lo no aceptado, y se opone diametralmente a los buenos sentimientos del héroe. Este arquetipo puede ser tanto una etapa del mismo héroe como un personaje distinto. En Nacidos de la bruma tenemos el ejemplo de Zane, un misterioso alomántico que cree estar loco por las voces que oye en su cabeza. Es un personaje inestable y romántico en un sentido oscuro, como quienes disfrutaron de Romeo y Julieta a sabiendas de que era un romance de tres días que acabó con cinco muertos. Es fundamental saber que la Sombra, en este caso Zane, se considera héroe de su propio mito.

El Bufón
Lo más característico de ellos es que son personajes catalizadores: cambian la vida de los demás, les complementan, pero son inmutables. Sirven para suavizar el ego del héroe y ponerle los pies en la tierra a través del humor, o por qué no, del fino sarcasmo. En Steelheart, Cody es el encargado de aliviar la tensión en las escenas difíciles.

Tanto los arquetipos de Jung como el héroe que describe Campbell en El héroe de las mil caras nos permiten identificar conductas familiares. Saber caminar con un pie dentro de ellos y otro fuera y otorgar pequeñas contradicciones a los personajes es lo que realmente les separa de los estereotipos de siempre. Como dice Sanderson en el final de su tesis: “Sin embargo, si no tenemos cuidado seremos como Hrathen: dejaremos que una mala comprensión de la Forma destruya la vida de nuestra escritura”.



[1] JUNG. Obra Completa volumen 9/I: Los arquetipos y lo inconsciente colectivo.2002
[2] CAMPBELL, Joseph; El héroe de las mil caras; FCE 10ª edición, pp. 223-224
[3] SANDERSON, Brandon. Form and the fantastic. Artículo en la web del autor

Artículo: Eleazar Herrera

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Comentarios

  1. Muy interesante. Había oído hablar del Síndrome de Campbell pero, sinceramente, no había ido más allá de su planteamiento. Me ha encantado poder verlo en más profundidad aunque ahora creo que me fijaré más cada vez que lea algo fantástico... xD
    La verdad es que según te fijas es cierto que la mayoría de lo que he leído se ajusta perfectamente a él...
    Lo dicho, muy muy interesante. Gracias.

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  2. Estoy de acuerdo con Tinuwel: muy interesante. Tengo unos cuantos proyectos de escritores entre mis gentes más cercanas y también yo conocía el monomito de antes, gracias a ellos, pero nunca me había dado por interesarme demasiado. Ciertamente me empezó a interesar gracias a que, buscando nuevos horizontes fantásticos, descubrí esa tesis de Sanderson de la que se habla en el artículo, y de hecho empecé a leerle gracias a la misma.
    Muy buena aportación para todos los cabezas inquietas que no nos conformamos solo con que los libros nos "entretengan", sino que vamos más allá.

    A ver con qué nos sorprendes mañana! ^^

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  3. Muy interesante. Conocia la historia del héroe, claramente está representada desde la Odisea de Homero, y me encantó a prender mas :)

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  4. Interesante, pero muy grandilocuente como esquema.

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  5. Leí hace mucho tiempo "Las mil caras del héroe". Me ha gustado mucho recordarlo con este artículo. Gracias.

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